El plan del sábado era Getxo-Castro y el del domingo un barlovento sotavento en Castro. La regata del sábado era valedera para el trofeo Orza y también para el Modark que se completaba con la prueba del domingo.
La previsión para el sábado era de un tiempo infernal. A las 10:40 me recogió Julián y nos acercamos a recoger a Lucio con el que habíamos quedado a las 10:45. Pasan los minutos y resignados a sufrir el temporal esperábamos cuando de pronto llega Lucio y nos sorprende con que se había suspendido la prueba. Sin pérdida de tiempo decidimos disfrutar de este inesperado acontecimiento y como no era plan tomar gin tonics, ni aperitivos pues nos fuimos a desayunar. Y después a casita.
A la tarde Lucía actuaba en Leioa con el grupo "Cachaba teatro" y representaban "Viejos". Así que allí fuimos Julián, Mª Rosario y yo, al boulevard, pero ni Lucía, ni Elena, ni Lucio, ni nadie. Llovía, llovía, llovía. El teléfono de Lucio no estaba operativo.Llovía, llovía, llovía. El de Elena tampoco estaba operativo.
Después de preguntar terminamos en el polideportivo y allí los encontramos: Lucio, Elena, Lucía, Marije, Luis... pero ya habían terminado la actuación. Al cabo de un rato pusimos rumbo al Mulligan. Julián y yo nos tomamos unos gin tonics de Plymouth. Y en seguida a casa, el domingo había que ir a Castro.
El plan del domingo igual que el del sábado: Julián me recogía, después recogíamos a Lucio y ya en el puerto nos encontramos con Marije y Álvaro, que regresa al Emilu después de una temporada apartado por problemillas digamos... técnicos.
La salida se da entre el dique de Santurce y el de cruceros.
Salimos juntos el Lasai, Sandra y nosotros por Santurce y el resto de la flota sale dispersa.
La previsión era de unos veintitantos nudos por lo que varios barcos salen con rizos y velas pequeñas a proa. Pero el viento es flojo y terminan por cambiar de velas. Poco a poco va subiendo el viento llegando a pasar los 20 nudos ampliamente.
Nos cruzamos con la Marmotiña saliendo del Abra exterior, pasamos por la proa de un petrolero fondeado y viramos: el nuevo rumbo !fenomenal! casi a la boya de recalada. El petrolero se despereza, leva anclas y pone rumbo a mar abierto. De repente el viento empieza a rolar y ¡horror! caemos hacia la playa de La Arena. Desesperados viramos un par de veces más y alcanzamos la boya. Después rumbo a Castro, no ciñendo a rabiar pero sin caer ni un grado.
Finalmente llegamos a Castro. Y sin parar, vuelta a casa de aleta. A partir de ese momento y después del bokata un servidor desapareció de cubierta a echar una siesta de campeonato.
Ya en el pantalán recogemos y un rizo se cuela por el interior de la botavara. Tras un buen rato conseguimos ponerlo de nuevo en su sitio y desandamos el camino que habíamos hecho a la mañana.
El próximo fin de semana más.
22/05/2013
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