Otra edición del Gaitero finaliza. La próxima aún será mejor.
El miércoles, la primera etapa parecía que iba a ser rápida, pero después de doblar Ajo cae el viento y se hace eterno alcanzar la línea de llegada; al fin, Lucio, Pedro, Marije y Txantxar lo consiguen a las 01 h 30 m del jueves, doce horas y media después de la salida en la bocana del superpuerto de Bilbao.
El jueves me desplazo a Santander en autobús para embarcar uniéndome a la tripulación de la etapa anterior y tomar parte en la segunda etapa, con final en Gijón. La suerte me sonrió en Termibús: eran las 10 h y no había billetes en ningún autobús hasta las 11 h 30 m (con lo que hubiera llegado tarde a la salida). Una tripulante del Symphony, Pilar, se encuentra en la misma situación, y consigue que nos dejen montar en el autobús de las 10: dos de las plazas, increíblemente, no se habían ocupado a pesar de estar vendidas.
La salida en Gijón es a las 14 h 00m. Nos situamos bien y salimos por delante de gran parte de la flota, el viento flojo, en Mouro se entabla en torno a los 14 nudos y después de un par de bordos ponemos rumbo 280 a Gijón. Navegamos a 15 millas de la costa y en Ribadesella, la desesperación: cae el viento y flotamos como un corcho; y nos dieron las 2 y las 3, las 4 y las 5 y las 6 y...a las 10 de la mañana del viernes decidimos abandonar y poner el motor. Llegamos a Gijón en torno a las 14 h. Tristes pero convencidos de que tomamos la decisión correcta.
El sábado: migraña, me quedo en tierra, mientras el Emilu zarpa. La salida se atrasa por falta de viento y se comienza la prueba sobre las 16 horas, después de 3 horas. Mientras tanto Elena, Mª Rosario y Mª José llegan a Gijón y comemos juntos.
La tripulación hace una magnífica regata llegando por delante de varios barcos, todos de más eslora.
Se suspende la espicha por estar el lugar de la celebración anegado por el agua caída los últimos días. La organización nos suministra tortilla de patatas, empanadas, zumos y sidra. Cenamos en el barco junto a la tripulación del Kaskabarra: Javi, Peio, Ander y Paula, en total 11.
Vuelve la lluvia, y con trajes de agua nos acercamos a la calle Corrida a tomar la espuela.
El domingo zarpa el Emilu con la tripulación completa, pero no hay viento y se aplaza la salida hasta que a las 16 horas el comité decide suspender la prueba. A la noche "cena de gala" en el Club Astur de Regatas y como siempre la entrega de premios presidida por el Gaitero de chocolate blanco y el faro de chocolate negro. Todo exquisito: la mesa junto al ventanal sobre la bahía, las ensaladas, el arroz con leche, la fabada, el arroz con leche, la paella, el arroz con leche, los pasteles, el arroz con leche, las salchichas, el arroz con leche, los pimientos rellenos, el arroz con leche, el melón con jamón, el arroz con leche, las torres de langostinos y el arroz con leche, que por cierto, todos coincidimos en felicitar al cocinero por su magnífica preparación.
Después tertulia, en torno al viaje de vuelta, y cómo no un pequeño recordatorio de todos los que alguna vez estuvieron en El Gaitero con el Emilu, Santos, Maite, Mabel, Pablo, Nestor y sus botas, Julián (este año por fuerza mayor: está en Borneo), Raquel, Jose...la memoria me falla, como dice Txantxar: ¡qué tiempos aquellos en los que hablábamos de corrido...!
Y para finalizar, Javi al día siguiente, lunes, como el año pasado, trabaja y tiene una entrevista con un cliente en Oviedo; el año pasado se olvidó los zapatos (tuvo que comprase unos) y de repente se acuerda y pregunta: ¿y los zapatos? ¿no se le habrán olvidado a Mª Jose? (Risas) y Elena le dice que ella solo ha visto el traje que llevó Mª Jose, más risas, muchas más risas.
En el hotel la solución: no, no se le habían olvidado los zapatos, ni los calcetines, ni la agenda, nada. Javi respiró, y se notó que en ese momento Mª Jose pasó por su cabecita.
El lunes preparativos para la vuelta, cambio de velas, compras... rumbo a Ribadesella, con buen viento del NE, nos despedimos en el pantalán: Elena, Marije, Lucio, Pedro y Txantxar en el Emilu y Mª Rosario y yo que volvemos en coche.
Otra edición del Gaitero finaliza :-(
La próxima aún será mejor. :-)
Un saludo.
Pues sí. Gracias a Charles Darwin por la teoría de la evolución y a Darwin, camarero colombiano del Bar Nervión, que cuidó con esmero a parte de la tripu del Emilu. El resto no apareció aunque había trofeos, jamón, queso y vino a repartir. Incluso un bonito regalo para el primer nieto/grumete del barco.
