La salida se dió a las 13 h en la zona de la boya de San Ignacio y la llegada en Laredo junto al nuevo puerto.
Hasta el cajón fuimos (Lucio, Álvaro, Marije y yo) de un bordo ciñendo casi a rabiar. Un mercante que salió de ampliación pudo molestar a algún barco de la flota pero sin grandes consecuencias. Desde el cajón hasta Laredo fuimos de través con spí. El viento era bastante constante, aunque no fuerte, bajando en algunos momentos de modo alarmante, pero no llegó a faltar nunca. A las 18 h sonó la bocina que dió por terminada nuestra participación en la prueba. En el puerto se celebraba un triathlón que tuvimos oportunidad de ver.
Poco después de arranchar el barco llegaron Elena y Julián y en seguida nos retiramos unos, Marije y yo a Bilbao (en el coche de Julián) y los demás, Lucio, Álvaro, Elena y Julián a casa de los padres de Álvaro, a los que agradecemos su atención.
Y el domingo....
El domingo tocaba volver. Tras paseos por la playa e incluso algún baño, vamos a la parada del autobús. Allí se para un coche y amablemente se ofrece a llevarnos hasta el pueblo. Casualidades de la vida, resultó ser el padre de un compañero de carrera de Elena y antiguo alumno de Lucio.
En el puerto se nos une Mabel, que ha tenido su propia aventura para llegar a Laredo. El día es soleado y cálido, y la previsión de viento favorable: norte de unos 8 nudos. La realidad es que viene del este, y al poco de salir del puerto cae tanto que ponemos motor. Por detrás vienen la Marmotiña y otros barcos que se empeñan en seguir a vela; pronto les perdemos de vista. Aprovechamos para ir comiendo, alternando tramos de vela y de motor. Y así hasta el
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