20/08/2015


Crónica de El Gaitero

Miércoles 5 de agosto

El Emilu ha participado por 18º año consecutivo en la vigésima edición de la regata El Gaitero. La tripulación inicial la formamos Lucio, Pedro (patrón del Griffon del puerto de Hondarribia), Alberto y Álvaro.
Una bonita mañana con suaves vientos del sur se revolvió y se puso peliaguda tras un repentino role hacia un potente noroeste mantenido. Pepelu, Santos, Edu y Elena se acercaron a despedirnos y zarpamos excesivamente relajados y optimistas pensando que bajaría la fuerza en poco tiempo, pero nos las vimos para conseguir organizar el Emilu a penas guarecidos tras uno de los diques del puerto interior: Encontrar y colocar los carteles de la regata, preparar la maniobra de spi, izar génova y poner escotas, montar un rizo con todo el aparejo indomable… nos llevaron tanto tiempo que a punto estuvimos de no llegar a la línea de salida. A nuestro lado uno de los gemelos del Simphony recuperaba una driza en el tope de ese largo palo.

Alberto, Pedro y Lucio

La flota rumbo a Santander
A partir de entonces, tras cruzar la línea junto a la boya, y algo retrasados respecto al resto de 48  embarcaciones que este año participaban, nos pudimos relajar todos menos el patrón, que tenía que mantener firme la caña frente a un noroeste muy fuerte, constante por encima de los 20 nudos, que llegó a marcar 30. Inma 2 tuvo que atracar en Laredo ya que rasgó mayor y génova llegando a sentir  ¡35 nudos atacando por la amura de estribor! 
Lucio duro con la caña
Un encontronazo de proa contra una de las olas de dos metros que montó el recio vendaval nos empapó a todos de arriba abajo, pero la buena temperatura y el viento nos fueron secando.
Llegando a la altura del monte Buciero fueron bajando la intensidad de viento y ola y aparecieron los habituales tropecientos karramarros buceadores que solemos ver por estas fechas. Txikitos, finos y escurridizos, podrían dar sabor a una buena paella.

Al pasar la punta del Brusco el viento fue amainando escandalosamente, como si se hubiera avergonzado de la zurra repentina que nos dio a la salida, y nos quedamos parados a la altura de Isla, por lo que se nos agotó la paciencia y decidimos poner motor para llegar con luz a Santander. En el puerto, un buen contacto de Lucio nos volvió a conseguir amarre en la zona más tranquila del pantalán, por lo que tras un garbeo y unas pikas por el Puertochico volvimos al Emilu y dormimos como lirones.

Jueves 6 y viernes 

El jueves Nestor se incorporó para la regata larga de 92 millas entre Santander y Gijón, y después de la entrega de trofeos y del avituallamiento de abundantes y variados bocatas y bebidas en el Real Club Marítimo de Santander, zarpamos para prepararnos para la salida desde la bahía. 
Iniciando los preparativos para la regata larga
El viento soplaba prácticamente inmejorable, unos 18 nudos del nordeste, pero dos mercantes que entraban a puerto forzaron que la salida se retrasase hora y media. 
El Gaitero
Esperando al paso del mercante
Velas a la salida
Hacia las 14.30 comenzó la regata y tras recorrer de cerca las orillas de la playa de Somo, viramos rumbo al oeste dejando a estribor el faro de la Isla de Mouro. 


Tras sobrepasar el Cabo Mayor toda la flota izó sus asimétricos y spinnakers y disfrutamos de una preciosa navegación dejando atrás a buen ritmo las bellezas del litoral de la Costa Quebrada entre Piélagos y Santa Cruz de Bezana, las playas y bosques del Parque Natural de las Dunas de Liencres, Suances, Comillas, San Vicente de la Barquera… avanti viento en la aleta de estribor.


Por Llanes fue anocheciendo y vino la calma. 

Llegaba un chubasco
Tuvimos la visita de unos pocos pequeños, alegres y juguetones delfines (delfín común oceánico o de aletas cortas) y se hizo la noche. Noche con el spi flácido. Noche sin rumbo fijo. Noche de guardias y repentinos despertares, maniobras en la obscuridad… hasta que al amanecer nos reanimó con un terral que nos hizo avanzar varias horas y de nuevo vino la calma. Velas a lo lejos, la mayoría más abiertas hacia el horizonte y alguna acercándose a Tazones. 

Pasar Lastres y alcanzar Tazones nos llevó su tiempo, pero dejarlo atrás en contra de un oeste rolón nos costó muchos bordos. Demasiados. El viento nos vacilaba.
Lastres
A esas alturas y en esas circunstancias sólo la fabada y la sidriña con las que las guapas chicas de la organización nos esperaban en el puerto de Gijón fueron las que mantuvieron arriba el ánimo.  Un último chubasco nos impulsó para conseguir terminar a vela esta travesía de 28 horas navegando. Bonita y dura regata larga.

Ya en el casco antiguo de Gijón y acompañados por Mabel, Elena, Marije e Iñaki cenamos con pescado y más sidra completando los pocos huecos  que la fabada de El Gaitero pudo dejar en nuestros estómagos. Muy buen ambiente festivo en Gijón, gaitas, más sidra, Marta Sanchez en la playa de poniente, algunos mojitos en el Varsovia, concierto de dúo de música setentera en el Os, y algunos cacharros con hielo para la hidratación y compensar el mareo de tierra.

Sábado 8 de agosto

Tripulación en Gijón
El sábado Mabel sustituyó a Nestor, que tuvo que volver a Bilbao para continuar buceando en sus múltiples proyectos. Mabel llevaba tiempo sin navegar pero estaba con muchas ganas y ánimos. Marije disputó las regatas de Gijón en el Zur acompañando a Toni, Nicolás y Alex. El comité nos acercó hasta el este de la Isla de la Tortuga y toda la flota lo pasó pipa con un recorrido barlovento sotavento de 15 millas, unos 12 nudos del noroeste y muy buen ambiente. Atrás quedaron las durezas de la regata larga.

Acudimos a la fiesta de entrega de trofeos que El Gaitero organiza junto a la fábrica en Villaviciosa y Alberto recogió la manzana que correspondía al Emilu. Tuvimos espicha, comida y más comida, cata de refrescante cerveza de manzana y delicioso dulce de manzana con queso para terminar de vuelta en el Varsovia de Gijón tomando mojitos.

Acompañados por Elena y Theresa
Domingo 9 de agosto

El domingo mantuvimos la tripulación y nos preparamos para la útlima regata. Viento del noroeste algo más suave que el día anterior. Salimos muy bien colocados a barlovento a la par del campeón Aizen pero no nos salió bien la estrategia de que los grandes pasasen por delante y tuvimos que hacer varias viradas por nuestra falta de preferencia, por lo que perdimos tiempo al inicio. Después se rompió el cabo que abre ambos extremos del tangón. En una izada de spi se reviró la escota en el tangón y para colmo tras una trasluchada Alberto recibió un botabarazo en la cabeza. Menos mal que es un tío duro piel de toro made in Spain 100%. Algunas encalmadas forzaron que la organización recortase el recorrido, pero al final volvió a soplar con ganas y llegamos a la línea de meta con Spi a tope frente al Real Club Astur de Regatas, a pocos metros de la playa de San Lorenzo.
Preparados para el banquete
Iñaki, que se está convirtiendo en tripulante habitual en el Emilu nos acompañó todo el fin de semana en Gijón. Aitziber nos acompañaría a Lucio, a Pedro y a mi en la travesía de vuelta hacia Laredo, y también fue invitada a la espectacular cena-buffet. Espectacular. No faltó de nada. Bueno, si, recibir algún trofeo en la entrega de premios… pero esta vez no pudo ser. Nos quedamos muy satisfechos con todas estas aventuras, experiencias, paisajes, amigos y sobre todo, las tripas llenas.
¡La última cena!

1 comentario:

  1. EduDiCaprio10:14

    Impecable crónica! Cómo he echado de menos compartir con vosotros alguno de los momentos de El Gaitero de este año. (especialmente el de la cena de Gijón!, jejeje)
    Aunque físicamente no haya estado a bordo, espiritualmente me he mareado !como el que más! ;D

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