14/08/2008

La vuelta de Gijón

Tras la fabulosa experiencia -pese a algunos momentos duros- narrada con gran maestría por Pepelu, había que llevar el barco a Laredo para las regatas que se celebran en esa villa marinera en agosto.

La tripulación
Txantxar (patrón), Pedro, Julián y una invitada: Carmen.

Lunes 11: Gijón-Ribadesella
Tras cambiar velas, salimos aproximadamente a las 11:30 rumbo a San Vicente de la Barquera, con el foque y la mayor de transporte. Pese a los pronósticos, el viento era del este, lo que nos obligó a ir ciñendo, con una mar bastante movida. Tras varios bordos, a las 14:00 decidimos poner motor. Como el ETA a San Vicente eran las 2:00 de la madrugada, cambiamos de planes y nos dirigimos a Ribadesella. A las 18:30, con la marea todavía bajando, estábamos en la desembocadura de la ría. Había ola formada, pero nos decidimos a entrar. Tras un par de surfeadas, entramos en el canal, y abarloamos a un first 45 en el muelle de embarcaciones deportivas. Tras un paseo y cena en El Repollo, tomamos un cubata en el Imposible, un Jeanneau de 50 pies, invitados por su amable tripulación: Berta, Julen y Patrick. Visitamos el barco, con microondas, pantalla de plasma y aire acondicionado. Hablamos mucho de barcos, y Patrick nos sugirió el posible origen de nuestros problemas con el enrollador.

Martes 12: Ribadesella-Santander
A las 11:30, tras desayunar y con la marea entrante, salimos de la ría de Ribadesella sin ningún problema. Fuera, olas de dos metros y viento del oeste de fuerza 4. Con el viento de popa, comenzamos a recorrer las 55,8 millas hasta cabo Mayor. Poco a poco la intensidad del viento y la altura de la ola fue creciendo, hasta que, tras unos minutos de 24 nudos de popa, pusimos dos rizos en la mayor. Apenas perdimos velocidad, y el barco (y su tripulación) íbamos más cómodos. Ha sido una de las navegaciones más impresionantes en mis 10 años en el Emilu. Las olas llegaron a los 4 metros, y el viento se mantenía siempre por encima de 18 nudos, con muchas rachas de 24, y hasta una de 28 nudos. Para que os hagáis una idea, en la corredera llegamos a ver 9 nudos, y en el GPS 14 nudos surfeando una ola.
Fue bonito pero lo que yo defino como inquietante. Txantxar llevó la caña con gran acierto, y Carmen, pese a ser prácticamente su primera experiencia, lo aguantó estupendamente. Amarramos en Santander a las 22:30, curiosamente en el mismo sitio que cuando llegamos en la regata. Un poco eufóricos, nos duchamos en el club, cenamos y tras un cubata, a dormir.
Miércoles 13: Santander-Laredo
Tras desayunar en El Suizo, salimos para Laredo. Seguía el viento del oeste, pero con mucha menor intensidad: entre 10 y 15 nudos. La ola, aunque grande, tampoco estaba como el día anterior. Así que las 20 millas de travesía nos parecieron un relajo. A las 15:30 estábamos amarrados a una boya en Laredo. Comimos en la cantina, y Pepelu fue a buscarnos para traernos a todos a casa, excepto a Pedro, a quien despedimos en la estación de autobuses.

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