Un domingo brumoso, con previsiones de viento flojo del NO, que se cumplieron en cuanto a dirección, pero no a intensidad, que fue un poco mayor de lo previsto. Esta vez sin chicas, salimos Lucio, Txantxar, Pepelu y yo. La salida a las 14:00 en la zona de Galea; el recorrido dos vueltas barlovento-sotavento y llegada en el abra interior con un bastón.
Nos colocamos bien en la salida, cerca del comité, pero siempre nos resulta complicado: los barcos de sotavento pueden echarnos, y los de barlovento nos desventan. A falta de 30 segundos, el Parranda, que ve que se pasa de línea, vira y se mete entre todos los barcos que van directos a la salida. Afortunadamente hay huecos y no pasa nada. Viramos en cuanto podemos y damos un bordo largo. La ola es pequeña pero nos afecta, como se aprecia en esta foto tomada por Luis Fernández desde el Gaitero, a la postre vencedor en su clase y en la general.
La regata transcurre sin sobresaltos, lo que permite a Pepelu hacer una serie de fotos mientras subimos por segunda vez a la boya y los demás van de empopada hacia el abra interior.
Tras dos horas y 37 minutos cruzamos la línea, los sextos de seis en la clase C. No sabría decir qué hicimos mal, pero el resultado no fue bueno. Tras arranchar el barco nos comimos el bocata y nos tomamos un whisky de malta obsequio de Silvia, discutiendo sobre si aquello era la felicidad completa o no. El reparto de premios en los locales del RCMARSC fue de los mejores que se recuerdan, con variedad y calidad de pinchos, aunque faltaron los pasteles.
Nos colocamos bien en la salida, cerca del comité, pero siempre nos resulta complicado: los barcos de sotavento pueden echarnos, y los de barlovento nos desventan. A falta de 30 segundos, el Parranda, que ve que se pasa de línea, vira y se mete entre todos los barcos que van directos a la salida. Afortunadamente hay huecos y no pasa nada. Viramos en cuanto podemos y damos un bordo largo. La ola es pequeña pero nos afecta, como se aprecia en esta foto tomada por Luis Fernández desde el Gaitero, a la postre vencedor en su clase y en la general.
La regata transcurre sin sobresaltos, lo que permite a Pepelu hacer una serie de fotos mientras subimos por segunda vez a la boya y los demás van de empopada hacia el abra interior.
Tras dos horas y 37 minutos cruzamos la línea, los sextos de seis en la clase C. No sabría decir qué hicimos mal, pero el resultado no fue bueno. Tras arranchar el barco nos comimos el bocata y nos tomamos un whisky de malta obsequio de Silvia, discutiendo sobre si aquello era la felicidad completa o no. El reparto de premios en los locales del RCMARSC fue de los mejores que se recuerdan, con variedad y calidad de pinchos, aunque faltaron los pasteles.
La copa de los vencedores |
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